En este mes de febrero, ya entrados en la Cuaresma, quiero dedicar unas líneas a la Virgen de la Amargura de Jerez de la Frontera, titular de la Hermandad de la Flagelación y Amargura, cuando se cumple el 75 aniversario del milagro a José Salas que sucedió en la calle de las Naranjas, el Miércoles Santo del año 1949 al modificar la hermandad su recorrido para pasar por la casapuerta del entonces niño, que se encontraba muy enfermo, curándose al pasar la Virgen.
La Virgen de la Amargura es una talla muy longeva en el tiempo, pues sitúan su hechura en torno a los siglos XVI o XVII. Se trata por tanto de la talla de una dolorosa con cientos de años de historia, quizás por ello su enorme popularidad, al igual que la admiración que despierta en quiénes la contemplan ya sean estos jerezanos o foráneos. La imagen goza de un peculiar magnetismo conseguido gracias lo acusado de su expresividad que manifiesta un llanto profundo que parece quebrar su estampa pero que curiosamente parece interrumpido por la contención armoniosa del aire, un quejido el de la Amargura dotado de gran belleza y personalidad.
A ella van estos versos.
AMARGURA Y JEREZANA
La cadencia en tus andares,
de noche se hace perpetua,
cuando suena Font de Anta,
en la "calle las naranjas".
Hasta el aire en tí se prenda,
por bonita, te engalana,
y una corona de perlas,
los angelillos te bajan.
Tu perfumas cada calle,
de azahar es tu fragancia,
y trasminas a milagro,
bien lo sabe José Salas.
Qué flamencas tus duquelas,
qué valiente tu mirada,
más que Soberana, Reina,
Reina eres de las almas.
Pa quién no sepa tu nombre,
que repiquen las campanas,
y que escuchen en voz alta,
¡Amargura y jerezana!
Macarena Márquez
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