Dicen que la prensa en nuestros tiempos, ha vuelto a los pregones inútiles. El acto de pregonar según la Real Academia de la Lengua consta de cinco acepciones, en resumidas cuentas el término resulta en el acto de publicar, difundir, declarar, alabar o decir a voces aquella información cuyo mensaje se pretende que llegue a cuantos más, mejor.
Los pregoneros primeros de la Península Ibérica podemos encontrarlos en el medievo, prueba de ello es el referente literario que encontramos en el poema épico del Cantar del Mío Cid (S. XII). Pero esta figura alcanza su apogeo entre los siglos XVI y XIX en Hispanoamérica, donde los pregoneros tenían que apañárselas para provocar y mantener la atención de la población, para ello necesitaban emplear una tonalidad vocal, ritmo en el lenguaje, gestos corporales, vestimenta, e incluso instrumentos, que acompañaran su mensaje ya fuera hablado o cantado.
Este domingo 17 de Marzo en Jerez de la Frontera, volvió a sonar la figura del "pregonero", en esta ocasión se hizo patente en la voz de Lala Prieto, maestra y escritora jerezana, que asumió el papel de pregonar la Semana Santa de la ciudad gaditana. Un acto -el de pregonar, de gran envergadura y relevancia en la ciudad de las letras flamencas y los compositores de alto vuelo.
Tras meses de preparación y exigencia, Lala Prieto estaba preparada para cumplir con las máximas acepciones de la palabra "pregonar", y así lo hizo, con generosidad.
Generosa, a raudales, Lala hizo notoria y reconocible la dimensión de la Semana Santa de Jerez, aunando descripciones a vista de pájaro sobre la ciudad, sus calles o el recorrido de las hermandades con las vivencias de su gente. Difundió su mensaje extendiendo los brazos en cruz, como lo abren las madres, propagando con amor el lado más íntimo y puro que representa esta semana, santa.
Lala hilvanó en su pregón advocaciones y momentos para el recuerdo, dio un paso al frente, atreviéndose a no guardar en el tintero nada a lo que su poesía pudiera poner palabras. Generosa una vez más, desveló lo que callar "debiera", cuando con sus valientes hechuras describió el beso cálido y adolescente entre dos jóvenes homosexuales. Abrió con sus versos las puertas de la Iglesia como Jesús mandaba.
Hizo público, manifiesto y alabado al Señor en cuerpo, alma y poesía. Ensalzó la tradición, el acto de pregonar con el carisma implícito en nuestra tierra del verbo "emocionar". Dejó patente que de inútil poco tienen los pregones, pues ya quisiera la prensa, por mucha noticia que de, transmitir los atributos que Lala Prieto en Jerez puso a la vista de todos.
Arte, poesía y fe.
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